Le
tiré de las trenzas lo más flojo que pude, porque me daba miedo
hacerle daño. -“¡Así no idiota, más fuerte!”,- gritó la de
siempre acercándose a mi cara, tanto que pude notar el calor de su
aliento. Pero aquel chillido no me asustó, ya estaba acostumbrada. Y
otra vez me limité a cerrar los ojos y contuve la respiración,
deseando por unos segundos que sólo fuese un mal sueño.
Ya
llevamos tres meses de curso, pero ésto no para. Ayer por primera
vez, nos miramos a los ojos; a mi me dio mucha pena... verla
despeinada con los lazos deshechos, colgando sin gracia de sus
trenzas. Creo que ella sintió lo mismo por mi. A punto de llorar le
dije -“lo siento, me obligan”. Y ella, muy serena me ordenó
-“hazlo fuerte, para que se callen”. Entonces comprendí que el
miedo que me paralizaba alargaba todo aquello, y lo hacía aún más
insoportable para Sara.
Obedecí
su orden con decisión. Respiré hondo y le tiré del pelo lo más
fuerte que pude. Después no me sentí tan mal como esperaba, y ahora
tengo miedo de haberme convertido en alguien horrible. Hoy me he
despertado sudando, con las sábanas enredadas a mis piernas y la
boca tan seca, que ni si quiera he podido llamar a mi madre. Me he
puesto muy nerviosa porque no encontraba la lámpara y… por fin ha
parado todo cuando he conseguido encender la luz.
De camino a clase he pensado en Sara; no quiero ser como las demás, a mi me gustaría ser su amiga pero... me da miedo que hagan lo mismo conmigo.
Aprendió a nadar en una cubeta; recién nacida su abuela materna la echó al agua y ella, tan chiquita como era, se deshizo del abrazo líquido y consiguió flotar. Su madre siempre recordaría que, cuando la sacó del agua tenía el aspecto de un gatito mojado. Amelia se sobresaltó cuando escuchó el berrido de su marido que, ajeno al alumbramiento escuchó desde el patio lo que él interpretó, como el maullido de un gato recién parido. Ofelia lloraba; aprendía a respirar.
martes, 25 de junio de 2013
lunes, 10 de junio de 2013
Mudando la piel...
Traspaso
negocio de antigüedades, por no poder atender. Punto de venta
itinerante, que incluye mobiliario bien conservado y de fácil montaje. Permiso de venta ambulante.
Mercancías:
- Libros y todo tipo de papel; acompañan 24 palmos de imaginación y unos cuantos sueños.
- Lámparas colgantes y espejos cóncavos; permiten mirarse desde arriba y hacia dentro.
- Relojes de arena con pausas y sin prisas; retardan el tiempo en los buenos momentos.
- Juegos y juguetes: una ristra de risas que termina en carcajada, la mirada curiosa, dos barajas de mus y la discografía completa de Radio Futura.
- Cristales y opalina: seis copas de vino y dos tazas de café.
- Libros y todo tipo de papel; acompañan 24 palmos de imaginación y unos cuantos sueños.
- Lámparas colgantes y espejos cóncavos; permiten mirarse desde arriba y hacia dentro.
- Relojes de arena con pausas y sin prisas; retardan el tiempo en los buenos momentos.
- Juegos y juguetes: una ristra de risas que termina en carcajada, la mirada curiosa, dos barajas de mus y la discografía completa de Radio Futura.
- Cristales y opalina: seis copas de vino y dos tazas de café.
jueves, 6 de junio de 2013
Desequilibrio
Hoy el viento quiso jugar conmigo, desde primera hora de la mañana se coló en la habitación y en su fugaz recorrido por la estancia, hizo danzar a las cortinas, dejó en suspensión a miles de motas de polvo y desordenó todos mis planes de futuro. Unas ráfagas muy persistentes me han empujado a salir de casa y ya en la calle el viento ha soplado contra mí con tanta fuerza, que me ha hecho perder el equilibrio.
El muy caprichoso ha decidido quedarse entre mi pelo, correteando un buen rato, hasta que ha conseguido entrar por una oreja y me ha desbaratado. Ahora mismo tengo todas las ideas enredadas, las buenas y las malas, girando en torbellino hasta causarme dolor.
Siento una punzada constante en mis sienes, (más en la derecha que en la izquierda), y una sensación muy extraña... al mover la cabeza es como si algo estuviera suelto, fuera de su sitio, y choca contra los parietales.
No debe ser nada importante, porque no he perdido ninguna de las funciones vitales, que hasta ayer venía realizando... En fin, este es el último árbol que huelo; no me gusta llegar tarde al trabajo.
Comparto este relato con Natalia Pérez Chazarra en su libro de artista que podéis ver en su blog: http://npchaz.blogspot.com.es/2013/07/libro-de-artista-desequilibrio.html
Comparto este relato con Natalia Pérez Chazarra en su libro de artista que podéis ver en su blog: http://npchaz.blogspot.com.es/2013/07/libro-de-artista-desequilibrio.html
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