“Cerró los ojos y apagó las
velas” cinco veces. La cera mezclada con el chocolate, estaba dejando ciega a
la dulce Kitty. Se propuso soplar con todas sus fuerzas, cansada ya de los
flashes y del “no pongas caras feas”. Cogió aire y… lo dejó salir junto con la
rabia acumulada en dos añitos.
Cuando abrió los ojos estaba mareada
y sola. Descubrió un superviviente; su primo, que quedó enredado en las cuerdas
de tender. Juntos observaron la espiral de viento, virando con brusquedad hacia
el parking. Berto, que era cuatro años mayor, le explicó… Ella decidió que antes
se comerían la tarta sin utilizar los cubiertos.
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